martes, 1 de agosto de 2017

Limón con carne

La semana pasada atravesé todas las etapas del duelo, porque creí perdido algo que anhelaba. El día que pasaba por la ira Pati —así le digo a mi mamá— me dio de comer un guiso al que le denominé: limón con carne, en vez de carne con limón, minutos después de ingerirlo empecé a sentir un dolor tan intenso en el estómago que comencé a prepararme psicológicamente para acudir a un centro hospitalario, donde probablemente sería internado por un cuadro de gastritis aguda. Sin embargo, seguí mi protocolo; le pedí a mi asistente una tableta de raditidina, la cual no me hizo efecto, cuando le hice saber a Pati que quería ir al hospital respondió: "NO, NO te voy a llevar porque va a llover y ya vez como se inunda Guadalajara, aguántate, yo se como duele, mira hasta tienes los labios blancos, mejor vamos a ver una película en netflix hasta que se te pase”, tuve que solicitar la intervención del espíritu de mi abuelo, el cual iluminó a su hija haciéndola recordar que en el botiquín había omeprazol. La cápsula me fue proporcionada con su debida dosis de misticismo materno: “cada granito que hay aquí es milagroso, en el momento que se libere uno vas a sentir un gran alivio”, efectivamente, pocos minutos después ya estaba curado y listo para trabajar.


Por razones técnicas publicaré esta entrada tanto en mi perfil público de Facebook (Matias Santiago Alaniz, https://es-la.facebook.com/AlzMatias/) como en este espacio. 

1 comentario:

  1. Que bueno que no perdiste, lo que pensaste haber perdido. Nada mejor que invocar la memoria de Chief. Buena semana!

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