martes, 27 de marzo de 2018

El último minuto tiene 60 segundos

Como politólogo no puedo dejar de compartir mi opinión sobre el ambiente electoral que estamos experimentando en México, en particular comentaré la estrategia que ha instrumentado el candidato presidencial de la coalición denominada Juntos Haremos Historia, encabezada por el partido Movimiento Regeneración Nacional (MORENA). Dicha estrategia se basa en el gran reconocimiento que tiene el candidato entre el electorado mexicano, y ha logrado en estos días establecer la percepción de que su triunfo ya es prácticamente inevitable. 

El apodo de “ya sabes quien” adoptado por el candidato, aparte de ser una forma de sortear una restricción legal, también es muestra de que gran parte de la ciudadanía ya no necesitaba que en la publicidad electoral se recordara el nombre del político tabasqueño, esto se debe entre otras cosas a que lleva por lo menos dieciocho años en los reflectores de la vida nacional, primero como alcalde de la capital mexicana y posteriormente como candidato presidencial.

A diferencia de las ocasiones anteriores “ya sabes quien” ha aceptado incluir en su equipo de colaboradores a personajes con una variedad de orígenes políticos, ideologías, creencias religiosas y de reputaciones, los cuales olvidando sus diferencias pasadas le ofrecen su apoyo. Esta situación en un principio fue vista por algunos analistas como una medida un tanto desesperada de parte del tres veces candidato para obtener votos sacrificando la pureza de su movimiento político. Sin embargo, a medida de que las filas de los nuevos aliados se fueron engrosando la percepción anterior se revirtió progresivamente hasta llegar a la conclusión de que los personajes que se adherían a la candidatura lo hacían porque veían muy probable la victoria de “ya sabes quien”.

Otro aspecto de la estrategia es que el político actúa como si ya fuera presidente electo, para ello al iniciar la competencia electoral presentó a un equipo de personas quienes eventualmente formarían parte de su gabinete, posteriormente el candidato a conseguido que la clase empresarial mexicana se sienta en la necesidad de dialogar con él, para intentar proteger lo más posible sus intereses.


Gracias a estas y otras tácticas en el imaginario colectivo mexicano se ha implantado la idea de que la victoria de “ya sabes quien” es casi una cuestión burocrática, pero como dicen los clásicos hasta el último minuto tiene 60 segundos.   

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