martes, 23 de enero de 2018

Colocarse en la discapacidad del otro

En la época donde aún estaba un poco alejado de la defensa y promoción de nuestros derechos, leí un artículo en el que se discutía que tan efectiva era la técnica de hacer que las personas experimentaran lo que era tener una discapacidad. La argumentación que criticaba esta técnica de sensibilización, básicamente sostenía que como la experiencia era temporal no era comparable a lo que experimentamos la discapacidad permanentemente; confieso que en un primer momento me sentí atraído aquella posición, pero cuando comencé a involucrarme más como activista observé la necesidad y utilidad de aquella técnica.

Si bien cubrirse los ojos y tratar de hacer cosas cotidianas por un determinado tiempo no se puede equiparar a lo que es vivir con una discapacidad visual, ayuda a despertar la empatía hacia las personas ciegas, porque la técnica fue pensada para que los sujetos puedan conocer y sentir las dificultades que enfrentan un sector de la población que utiliza sus otros sentidos para andar en el mundo.


Como ya he mencionado en este y otros espacios en mi opinión lo mejor sería que desde la niñez las personas fueran sensibilizadas en las escuelas para que vieran y trataran a la discapacidad como parte de la diversidad humana, mientras se logra aquel objetivo, la técnica de colocarse en la discapacidad del otro, aunque sea temporalmente es un recurso efectivo para concientizar a los individuos que no han tenido contacto con la temática de la discapacidad   

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