martes, 20 de junio de 2017

Una noche de insomnio

Ayer no pude dormir bien, por lo que la calidad de esta entrada no está garantizada. La razón de mi insomnio fue porque adquirí una computadora nueva, en la cual los programas de asistencia que he utilizado  por más de una década ya no funcionan, por lo tanto enfrentaría uno de mis miedos más arraigados: el temor al cambio.

¿Qué tal si con la transición a la nueva computadora pierdo la autonomía plena?
La ansiedad que me provocaba esta pregunta no me permitía caer en los brazos de Morfeo. Por supuesto que realice la debida investigación sobre las herramientas de accesibilidad que Apple diseñó para los sistemas operativos más recientes, por lo que la parte racional de mi mente estaba segura de que con  un periodo de entrenamiento podía usar la nueva Mac con el mismos nivel de libertad. Sin embargo, la parte temerosa ganaba las discusiones nocturnas argumentando que lo que había leído podía ser publicidad engañosa. Únicamente pude acallar esas discusiones imaginarias con el ruido de un noticiero televisivo matutino. 

Cuando por fin pude conocer las opciones de accesibilidad constaté que eran similares a las que he utilizado por 20 años: una serie de iconos que al activarlos a través de un recorrido automático hacen  cualquier acción y así controlar toda la computadora con tan solo apretar un botón ubicado a lado de mi pie derecho.


A los 7 años cuando tuve mi primera laptop tardaba 45 minutos para escribir “hola”, espero que en esta ocasión la curva de aprendizaje sea mucho menos pronunciada.

martes, 13 de junio de 2017

Otra idea

Recuerdo que hace algunos años leí un testimonio de un señor con discapacidad motora que resaltaba el hecho de que sus amigos y él evitaban reunirse en restaurantes debido a que por su discapacidad no podían comer por si solos. En su momento aquella afirmación me pareció tener un matiz victimizante. Sin embargo, ahora pienso que sería una buena idea que en los comercios donde expenden comida ofrecieran el servicio de asistencia para ingerir los alimentos y bebidas que venden, de tal manera que las personas con discapacidad que no podemos comer ni beber autónomamente tengamos la posibilidad   de hacerlo sin depender de un acompañante.

Posiblemente para algunas personas esta idea les parezca una medida excesiva, pero si se considera que gran parte de la clientela de los restaurantes acuden a ellos para evitar cocinar y para salir de su rutina cotidiana, las personas con discapacidad motora también deberíamos obtener la posibilidad de ser atendidos y alimentados por personas distintas a los que lo hacen diariamente.

Según la Convención sobre Derechos de las Personas con Discapacidad las medidas que tengan por objeto que las personas con discapacidad puedan ejercer sus derechos y libertades fundamentales en igualdad de condiciones con las demás, deben ser promovidas por los gobiernos de los Estados Parte. La idea que aquí propongo tendría como meta fundamental garantizar que las personas con discapacidad motora severa tengamos la posibilidad de ejercer nuestro derecho de asistir al restaurantes en igualdad de condiciones con los demás comensales.


En el caso de que alguien implemente esta idea en un local de comida, por favor a viseme para poder acudir a probar su servicio de asistencia.

martes, 6 de junio de 2017

Un llamado

En la película titulada “The Fundamentals of Caring” se narra la historia de un sujeto que decide tomar el empleo de asistir a un adolescente con discapacidad motora que necesita ayuda para cubrir sus necesidades básicas; por obvias razones de inmediato me identifique con la situación, mucho más cuando el asistente y el adolescente logran construir una relación de amistad verdadera. 

Lo que quiero resaltar utilizando esta película como referencia es que en algunos países desarrollados existe la figura de asistente personal, una profesión remunerada orientada a brindar cuidados básicos a las personas con discapacidad que así lo requieran. De acuerdo con el filme el personaje principal tuvo que acreditar un curso que solo dura 8 semanas para poder ejercer su profesión.

Lamentablemente como me lo hizo notar una amiga, en México aún no existe la profesión de asistente personal lo que nos orilla a las personas con discapacidad que necesitamos este servicio a contratar a personas que generalmente están sobre calificadas o sin la preparación adecuada.


Por lo aquí expuesto y con fundamento en el Artículo 19 inciso b de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad que a la letra dice: “Las personas con discapacidad tengan acceso a una variedad de servicios de asistencia domiciliaria, residencial y otros servicios de apoyo de la comunidad, incluida la asistencia personal que sea necesaria para facilitar su existencia y su inclusión en la comunidad y para evitar su aislamiento o separación de ésta”. Recordando que México forma  parte de este tratado internacional, hago un llamado a las instituciones de educación  media superior y superior para que diseñen y den cursos, carreras técnicas o diplomados que brinden los conocimientos suficientes para ofrecer cuidados esenciales a las personas con discapacidad. De tal manera que podamos contar con la asistencia adecuada que nos permita participar activamente en nuestras comunidades y al mismo tiempo tener a alguien dispuesto a ofrecer su amistad. 



martes, 30 de mayo de 2017

Por una sana cultura de la Discapacidad

De acuerdo con las estadísticas de este blog, cuando abordo temas de política las visitas son menores, que cuando abordo temas relacionados con la discapacidad. Por lo anterior he decidido por el momento enfocar este espacio a los temas de discapacidad hasta que la política recupere algo de su prestigio perdido. 

Las últimas semanas he tenido que salir de mi zona de confort, donde todo mi entorno está adaptado  para cubrir mis necesidades. Pienso que la mayoría de las personas que pertenecemos a un grupo minoritario construimos ambientes seguros en los cuales la gente que nos rodea y con la que nos relacionamos ya no ve nuestras diferencias como la única cosa que nos define. Al salir de nuestro refugio tenemos que enfrentar barreras, desde físicas hasta culturales, que nos dificultan ejercer nuestros derechos y libertades fundamentales.

El día de ayer logré abrir una cuenta de banco, no sin antes ratificar que las personas con discapacidad seguimos siendo un grupo vulnerable; la primera sucursal a la que fui no tenía rampa de acceso para sillas de ruedas, a la encargada le fue imposible romper sus barreras mentales y culturales para tratarme como cualquier otro cliente. Aguante sus actitudes discriminatorias lo suficiente para saber que mi credencial de elector no era la identificación oficial adecuada para abrir una cuenta, porque en el espacio de la firma no tiene mi huella digital. Sabiendo lo anterior acudí a otra sucursal llevando mi pasaporte; esta identificación oficial si está firmada con mi huella, gracias a ello y a la actitud amable del ejecutivo que me atendió pude obtener una cuenta bancaria a mi nombre. 


Hace años en este mismo espacio escribí que en México tener una condición que nos distinga significativamente de la mayoría parecía ser un delito que se castiga con la negación de todos nuestros derechos, pero que los sentimientos de frustración y enojo se pueden convertir en determinación y coraje para luchar por el reconocimiento y el goce pleno de todos nuestros derechos. Hoy mantengo la anterior afirmación y ratifico mi compromiso de promover una sana cultura de la discapacidad libre de prejuicios para alcanzar la inclusión social de las personas con discapacidad y de los demás grupos minoritarios 

martes, 23 de mayo de 2017

Se busca amigo asistente

La semana pasada me fue imposible publicar en este espacio. 

Les cuento que hace alrededor de nueve años las personas que integraban mi red de apoyo decidieron contratar a alguien que me asistiera en mis necesidades básicas y así aliviar un poco el labor pesado que diariamente mi mamá hace para mantenerme en condiciones aceptables. Desde ese entonces he tenido 8 asistentes. Con las primeras personas logré establecer una cercana amistad, gracias a ello el tiempo que trabajaron aquí fue enriquecedor, divertido y gratificante tanto para él y ellas como para mí. Lamentablemente en el último año no he logrado construir una fluida relación con las personas que han aceptado trabajar como mis asistentes, eso provoca que sus empleos duren poco.  Me gusta comer mi desayuno a lado de alguien interesado en mantener una conversación conmigo y no con otra persona a través del celular. 

Pienso que como cualquier fenómeno social mi incapacidad de encontrar a otro amigo asistente se debe a múltiples factores, entre ellos: el avance de las tecnologías de comunicaciones e información  que como alguien dijo: “acerca a los lejanos y aleja a los cercanos”; la prevalencia del enfoque médico y asistencialista de la discapacidad en la sociedad mexicana, que impide a una mayoría de individuos edificar verdaderas amistades con personas con discapacidad, al percibirnos como objetos y no como sujetos; mi propia dificultad para comunicarme y relacionarme con personas que no conozco lo suficiente. 


Los factores descritos en el párrafo anterior junto a otros me hacen difícil pero no imposible encontrar a otra persona dispuesta a asistirme en mis necesidades básicas y al mismo tiempo ofrecerme una sincera amistad.

miércoles, 10 de mayo de 2017

Nuestras mamás

El día de ayer me fue imposible publicar en este espacio. El día de hoy debido a que en mi país, México se celebra el día de las madres, haré un pequeño homenaje a todas las mamás, principalmente a aquellas que les tocó cuidar y educar a una persona con discapacidad. 

Cuando se tiene un hijo o una hija se generan expectativas sociales y personales. Las primeras enfocan su atención en el desarrollo común en la primera infancia (¿Ya camina?).  Las segundas reflejan los deseos particulares (¿Quiero que mi hijo sea bailarín?). Cuando se presenta el fenómeno de la discapacidad durante los primeros años de vidas las madres tienen que reajustar las expectativas que la sociedad y ellas mismas habían colocado sobre sus bebés.

Como la mayoría de las mamás, las nuestras buscan la mejor educación, atención de salud y calidad de vida para sus hijos; para ello tienen que adquirir y aplicar conocimientos pedagógicos, médicos y hasta legales, con una sola meta: lograr que sus hijos seamos felices. La mía obviamente está alcanzando ese objetivo, para ello cumple múltiples roles entre los que destacan: el de enfermera, secretaria, doctora de primer contacto, fisioterapeuta y amiga.


Reitero mi tesis de que las personas con discapacidad probablemente no podemos realizar las tareas cotidianas de una manera convencional, pero las podemos realizar  con las herramientas adecuadas, las cuales seguramente serán y son adquiridas por nuestras familias, particularmente por nuestras mamás. 

martes, 2 de mayo de 2017

La diplomacia y la política deben evitarlo

En los últimos días hemos visto una escalada de acciones militares por parte de la República democrática de Corea, mejor conocida como Corea del Norte y los Estados Unidos de América (EEUU). Esta escalada ha llamado la atención internacional, sobre todo por el hecho de que Corea del Norte ha hecho pruebas nucleares y de lanzamiento de misiles de mediano alcance a pesar de los múltiples llamados para que cese su programa para desarrollar armas atómicas.

Si bien es cierto que en la actualidad  los líderes de ambos países no son reconocidos por su serenidad, tanto Corea del Norte, como EEUU y sus aliados en la región tienen mucho que perder si se llegara a realizar un ataque con un artefacto nuclear; en el caso de que el ataque lo hiciera el régimen norcoreano estaría firmando su sentencia de muerte, en cuestión de minutos estaría enfrentando una invasión comandada por el que ahora es el ejército más poderoso del mundo. En el caso de que Corea del Norte fuera atacada de una manera preventiva Estados Unidos y sus aliados correrían el riesgo de sufrir en su territorio  una represalia de grandes proporciones, ya sea con armamento nuclear o convencional.

Esta situación se parece a la época de la Guerra Fría, donde existía el concepto de destrucción mutua asegurada; obviamente Corea del Norte no tiene ni la décima parte del poderío militar que llego a poseer la entonces Unión Soviética, pero si cuenta con un ejército capaz de infringir daños considerables inmediatos por lo menos a su vecino del sur.

Por otro lado una intervención militar en Corea del Norte sería costosa económica y políticamente, tomando en cuenta que en los países occidentales la vida de sus efectivos militares es muy valiosa y en una operación de esas características necesariamente se correría el riesgo de sufrir múltiples bajas.


Pienso que la serie de operaciones militares que se han llevado a cabo en la península coreana solo son demostraciones de fuerza, claro que existe el peligro de que suceda lo improbable; la diplomacia y la política deben evitarlo.