El día de ayer me fue imposible publicar en este espacio. El día de hoy debido a que en mi país, México se celebra el día de las madres, haré un pequeño homenaje a todas las mamás, principalmente a aquellas que les tocó cuidar y educar a una persona con discapacidad.
Cuando se tiene un hijo o una hija se generan expectativas sociales y personales. Las primeras enfocan su atención en el desarrollo común en la primera infancia (¿Ya camina?). Las segundas reflejan los deseos particulares (¿Quiero que mi hijo sea bailarín?). Cuando se presenta el fenómeno de la discapacidad durante los primeros años de vidas las madres tienen que reajustar las expectativas que la sociedad y ellas mismas habían colocado sobre sus bebés.
Como la mayoría de las mamás, las nuestras buscan la mejor educación, atención de salud y calidad de vida para sus hijos; para ello tienen que adquirir y aplicar conocimientos pedagógicos, médicos y hasta legales, con una sola meta: lograr que sus hijos seamos felices. La mía obviamente está alcanzando ese objetivo, para ello cumple múltiples roles entre los que destacan: el de enfermera, secretaria, doctora de primer contacto, fisioterapeuta y amiga.
Reitero mi tesis de que las personas con discapacidad probablemente no podemos realizar las tareas cotidianas de una manera convencional, pero las podemos realizar con las herramientas adecuadas, las cuales seguramente serán y son adquiridas por nuestras familias, particularmente por nuestras mamás.
Muy clara reflexión Matías. Hay un comercial que no recuerdo qué anuncia, pero el mensaje central es justo ése: las expectativas de una pareja que va a tener un bebé y hacen una analogía de que están listos para ir a la playa y de pronto se topan con un guardia que los desvía al bosque y la montaña, donde todo les cuesta un poco más de esfuerzo. Se percibe la incertidumbre y al final, la satisfacción de haber respondido al reto con valentía. Las mamás que nos ha tocado formar hombres inteligentes y sensibles como tú (y como mi hijo), nos sentimos orgullosas de invertir cada momento en apoyarlos en el camino, disfrutando como bien señalas, desde varios roles o papeles, de los cuales, puedo asegurar que el más gratificante es el de amiga. Me honro en conocer, respetar, querer mucho y sobre todo, admirar a tu mamá. Me identifico, celebro y agradezco a la vida, que gracias a ti y tu trayectoria, hayamos coincidido en este interesante y claro camino: el de compartir con nuestros retoños la oportunidad de aportar algo más que lo indispensable a nuestra existencia. ¡Felicidades a tu mami Matías y a ti porque eres un hijo sensacional!
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