martes, 15 de agosto de 2017

Una escuela de enfermería

Hace algunos años, me entretenía imaginando y redactando historias ficticias, en aquella época inventé un personaje llamado Carmelo, un hombre que desde niño trabaja como asistente de un empresario co discapacidad motora, Carmelo y su jefe se conocen tan bien que se pueden comunicar a través de miradas.

Mateo abrió una escuela de enfermería donde brindan al alumnado herramientas teóricas, metodológicas y prácticas  para atender adecuadamente las necesidades de las personas con discapacidad motora. De esta manera Carmelo ya no tienen que buscar personal de enfermería con el perfil y la preparación suficiente para satisfacer correctamente las necesidades básicas de su “jefecito”.


El alumnado que egresa de la escuela de enfermería ve a la discapacidad como una condición que no define la personalidad ni lo que pueden lograr los sujetos que la experimentan pues casi siempre existe distintas maneras de alcanzar un mismo objetivo. Debido a lo anterior Mateo ya no tiene que esperar a que sus asistentes puedan asimilar que su nuevo paciente estudio una licenciatura, siendo que el único movimiento que puede controlar es el de su pie derecho.

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