martes, 4 de julio de 2017

Por una convivencia civilizada

La semana pasada, antes de que surgiera un asunto laboral que requería mi atención inmediata, di a conocer mi preocupación por un evidente proceso de polarización en la sociedad mexicana, principalmente relacionado con el reconocimiento o la negación de lo que las personas liberales y progresistas llamamos derechos de las minorías. 

Últimamente la discusión se ha basado en que si el Estado debe o no impartir educación dirigida para fomentar el respeto a la diversidad. La campaña titulada “No te metas con mis hijos” esencialmente argumenta que el gobierno debe respetar el derecho de los padres o tutores a inculcar sus valores a los niños bajo su responsabilidad, particularmente en los temas relacionados con la sexualidad humana.  En mi opinión las y los integrantes de la corriente liberal no pretendemos que se niegue ese derecho; lo que solicitamos es que el Estado brinde una formación, sobre todo orientada para tratar de evitar actos discriminatorios y de odio, hacia las personas que no cumplimos con los requisitos establecidos por la sociedad para considerarnos “normales”. 

Debido a que tengo amistades que defienden a la postura conservadora, trato de evitar escribir sobre estos temas polémicos. Sin embargo, como integrante de un grupo minoritario sentí la obligación de redactar estas líneas con el objeto de contribuir a defender los avances que se han alcanzado, por un lado en el reconocimiento formal de algunos derechos y libertades inalienables a todo ser humano, y por otro lado en la difusión de la tolerancia como un valor indispensable para una convivencia civilizada.   




1 comentario:

  1. Bien dicho. Tenemos que pensar que la base de la sociedad es la familia. Mejores familias, mejor sociedad. Respeto y consideracion de por medio.

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