Antes que nada quiero agradecer las buenas vibras, sirvieron para que pudiera responder el examen de 120 preguntas.
Hace un mes comencé una batalla para cumplir mi propósito: presentar el examen de admisión a la Licenciatura de Ciencias Políticas en la Universidad Nacional Autónoma de México. Gracias a la ayuda de mi familia y de otras personas ahora puedo decir con orgullo que lo conseguí.
A las 5 horas del 26 de febrero desperté a mi asistente para que comenzara los últimos preparativos; alrededor de dos horas después el encargado de coordinar el ingreso de los aspirantes sujetó el manubrio de mi silla y me llevó al lugar indicado, repitiendo una y otra vez "Tú ya la hiciste mano". No estoy acostumbrado a que me traten como un ser pensante, pero si no era ahí, ¿en dónde?
Me sentía como en un interrogatorio: estaba en un cuarto con las paredes desnudas, mis datos y mi huella digital se colocaron en por lo menos cuatro formas diferentes. No permití que los nervios tomaran el control. Me asignaron a una persona para cuidar que mi asistente pusiera exactamente la respuesta que yo indicara... tres horas después terminé la prueba con la satisfacción de haber hecho mi mejor esfuerzo. El 27 de marzo sabré si fue suficiente.
El martes primero de marzo volveré a mis actividades normales.