sábado, 23 de enero de 2016

El Chapo y el Quijote 

Estimadas y estimados lectores:
Luego de un largo periodo estoy de regreso en este espacio, donde expongo mi opinión acerca de  acontecimientos  principalmente públicos. 
   En días pasados El comisionado del Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social, Eduardo Guerrero declaró en una entrevista televisiva que el Chapo luego de ser recapturado por segunda ocasión  se encontraba “más que deprimido cansado” por lo tanto “ya le dimos un libro para que empiece a leer, le dimos El Quijote, creemos que es un libro excelente y tenemos que empezar a darle este tipo de nociones”. 
  Sin duda el Quijote es una obra magistral, pero luego de revisar lo que dijo Joaquín Archivaldo Guzmán Loera (El Chapo) en la declaración que le otorgó al actor estadounidense Sean Penn opino que el Chapo no tiene la preparación educativa y cultural necesaria para poder disfrutar la lectura de aquella novela. Si el objetivo es interesar al Chapo en la lectura y mantenerlo motivado, una alternativa más adecuada era proporcionarle la novela escrita por Alejandro Dumas, El Conde de Montecristo, posiblemente esta obra se descarto por tratarse de la historia de un prisionero que logró escapar y que encontró un tesoro que le permitió vivir holgadamente el resto de su vida. 
   También las respuestas que le dio el Chapo al actor de Hollywood y su forma limitada de expresarse oralmente me hizo dudar sobre sus capacidades “casi mitológicas” para manejar y controlar todos los aspectos de una organización internacional criminal, con presencia por lo menos en cincuenta países. 

   Pienso que el Chapo y el Quijote tienen en común ser dos símbolos emblemáticos y representativos, el primero de la cultura actual que sobre valora al dinero y al poder, el segundo de la cultura medieval española.