Estimados lectores, les ofrezco mis más sinceras disculpas por dejar de escribir en este espacio.
Como algunos ya saben ingresé a la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública de la UNAM, por lo tanto mi tiempo se redujo al mínimo.
Eran alrededor de las 10 de la mañana cuando se activaron los protocolos de emergencia, las autoridades de aeronáutica alertaron, que el helicóptero donde viajaba el Secretario de Gobernación Francisco Blake Mora, junto a su comitiva, no había seguido el itinerario de vuelo, poco tiempo después el Presidente que se encontraba en la residencia oficial de Los Pinos, fue informado una vez más de la muerte de su Secretario de Gobernación, en un suceso trágico, de inmediato cancelo su agenda de trabajo y se dirigió por tierra, a darle el pésame a la viuda. lo anterior fue un recuento de los hechos concretos de lo sucedido este día, en la capital de México, pero como es costumbre en mi país, al mismo tiempo de que se difundía la noticia, comenzaron las teorías de conspiración; afirmando que Blake Mora, fue el tercer funcionario de alto nivel en morir, en circunstancias por lo menos sospechosas, algunos creen firmemente, que las tres aeronaves, dos helicópteros y un jet privado fueron derribadas, intencionalmente por el crimen organizado. Es fácil llegar a esa conclusión, debido a que los tres funcionarios tenían funciones en el área de seguridad: el primer de ellos era el Secretario de Seguridad Pública Federal, bajo el sexenio de Vicente Fox, al igual que Blake su helicóptero fue encontrado en un área boscosa, cercana a la capital; el segundo murió, cuando el avión donde se transportaba se estrello en la avenida más emblemática del Distrito Federal, la investigación oficial concluyó que se trataba de un accidente, entre otros factores, debido a la falta de pericia de los pilotos.
Es inevitable no hacer una comparación con los dos últimos funcionarios fallecidos en cumplimiento de su deber: ambos eran el segundo hombre en importancia en el gobierno mexicano, mantenían una estrecha relación con el Presidente de la República y poseían posibilidades de acceder a un puesto de elección popular, el primero a la Presidencia, el segundo aspiraba al gobernar su estado: Baja California Norte.
Estos motivos obligan al gobierno a dar pruebas, más que convincentes de los factores que contribuyeron a la tragedia de hoy.
