Misión cumplida

Antes que nada quiero agradecer las buenas vibras, sirvieron para que pudiera responder el examen de 120 preguntas.

Hace un mes comencé una batalla para cumplir mi propósito: presentar el examen de admisión a la Licenciatura de Ciencias Políticas en la Universidad Nacional Autónoma de México. Gracias a la ayuda de mi familia y de otras personas ahora puedo decir con orgullo que lo conseguí.

A las 5 horas del 26 de febrero desperté a mi asistente para que comenzara los últimos preparativos; alrededor de dos horas después el encargado de coordinar el ingreso de los aspirantes sujetó el manubrio de mi silla y me llevó al lugar indicado, repitiendo una y otra vez "Tú ya la hiciste mano". No estoy acostumbrado a que me traten como un ser pensante, pero si no era ahí, ¿en dónde?

Me sentía como en un interrogatorio: estaba en un cuarto con las paredes desnudas, mis datos y mi huella digital se colocaron en por lo menos cuatro formas diferentes. No permití que los nervios tomaran el control. Me asignaron a una persona para cuidar que mi asistente pusiera exactamente la respuesta que yo indicara... tres horas después terminé la prueba con la satisfacción de haber hecho mi mejor esfuerzo. El 27 de marzo sabré si fue suficiente.

El martes primero de marzo volveré a mis actividades normales.

Se hace camino al andar

Mis manos no dejan de sudar: el día se acerca, los nervios aumentan cada minuto. La guía de estudio contiene todos los temas que debí aprender desde la Secundaria.

Siento que todos mis maestros van a estar observándome: cuándo esté contestando el área de Química sentiré la mirada de mi maestra Mabe; al estar respondiendo la prueba de Física, la maestra Eloísa estará ahí; al comenzar Español, la maestra Eustolia junto con la maestra María Luisa se encontraran acompañándome; en Historia, la maestra Belia me va a estar viendo a través de sus lentes gruesos.

Llegó la hora de demostrarles que su trabajo sirvió mucho.

Quiero agradecer el esfuerzo y la dedicación de todas las personas que me han preparado para ese día, les prometo hacer mi mejor esfuerzo.

Negocios son negocios

Aún no lo puedo creer: la periodista Carmen Aristegui volverá a la radio mexicana el 21 de febrero. Creo que la empresa se vio obligada a tomar esa decisión por presiones económicas, pues a los que escuchábamos a la periodista nos gusta oír otro punto de vista diferente al oficial, y nos vimos en la necesidad de encontrar otros espacios.

Al parecer, confirmo que no sólo los programas basura venden, los editoriales inteligentes también son negocios.

Un cobarde puede hacer más que mil valientes

El viernes 4 de febrero del 2011 escuché, al igual que otros miles de mexicanos, a la reconocida periodista y locutora Carmen Aristegui dar una noticia común en mi país: el diputado Gerardo Fernandez Noroña, en una de sus habituales protestas, desplegó dentro del salón de sesiones una manta donde daba a entender que el presidente de México Felipe Calderón era un borracho. La periodista luego de dar la nota, pidió a la Presidencia de la República, que aclarará si el mandatario tenía o no problemas de alcoholismo.

No imaginé que este pedido de información fuera utilizado como excusa para sacar del aire a Carmen Aristegui, la empresa argumentó que había violado la cláusula del contrato donde se prohibía difundir rumores como noticia.

Tuve que volver a escuchar aquel audio para verificar si mi empatía por Carmen me había impedido darme cuenta de que en realidad sí dio un rumor como noticia. Lo único que pude escuchar fue que la periodista fue muy cuidadosa al manejar el tema; nunca dio por hecho el presunto alcoholismo del Lic. Felipe Calderón, por lo tanto, es casi inevitable llegar a la conclusión de que el gobierno federal presionó MVS para revocarle el contrato.

Como puse en mi twitter@disquenetico los políticos corruptos están de fiesta porque consiguieron sacar a la única periodista que habla sin miedo a la censura.

Sigo en pie, y luchando.

Temo que mi cerebro se ha saturado, ya no puede registrar nada. Lo de entrar a la Unam parece una tarea difícil de lograr, pero lo seguiré intentando.